31/10/11

Para no olvidarse de los difuntos


Heredera Sindical

Anoche tuve un sueño con la mamá de los pollitos;
me decía pío pío, creo que era aquella vieja flaca,
la dueña de casi todos los maestritos,
a quien ya ninguno la ataca.

Dicen que tiene pacto con un tal Felipillo;
esperemos que no se le aparezca pronto la parca,
porque de ésta no la libra, ni los del bolillo,
a menos que negocie con los de Oaxaca.

En mi letargo aprecié la presencia de la heredera sindical;
me supongo que ahora sí se despidió del SNTE,
muchos le apedreaban y gritaban: adiós dueña del Panal,
es que era repugnante y odiada por toda la gente.

Vi con mis ojos cómo se le acercaban los de Nueva Alianza,
parecían un montón de buitres alrededor de su cajón;
ahí andaban todos los que se dedican a la tranza,
eran varios mequetrefes del Congreso de la Unión.

Un muerto de hambre exige justicia

Por ahí andan diciendo que ya viene la calaca,
anda rondando la Telesecundaria de Cuapancingo;
de seguro ha de venir por una chamaca,
pero yo prefiero que se lleve al más pingo.

Claro, me gustaría que se llevara a Karla Mendoza,
y la neta, porque es una chamaca muy chismosa,
o por lo menos que venga por el Trino González
no sea que se vaya a tragar todos los tamales.

Si cumple con mi deseo se lo voy a agradecer,
de lo contrario, yo sí me la paso a torcer,
¿a poco creen que le tengo miedo a la calaca?
para mí, esa estúpida huesuda es una vieja naca.

Aquí la espero con los chavos de primero;
pero por delante le pondré al más güero,
para que se lo lleve al puritito infierno;
los demás allá lo alcanzarán hasta el invierno.

Disfrutaría más que viniera por César, Francisco y Martha,
así me daría cuenta si recibió completita esta carta,
es que estos tres cuates me caen pero súper mal,
pues son muy codos, nunca me han regalado ni un maldito tamal.



Ángel Castro Ortiz