27/5/11

Los orígenes del charrismo sindical en México

            El charrismo obrero tiene sus orígenes allá por 1948, cuando el primer corrupto Jesús Díaz de León fue impuesto como secretario general del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, le decían el charro porque quizás le gustaban los caballos, pero ya la izquierda acuñaba este término para señalar las patrañas del gobierno en turno. No debemos confundir el nombrecito, existen varios personajes que llevan las mismas letras; por ejemplo otro Jesús Díaz de León de Aguascalientes, que fue un personajazo.
            Como no hay mucha información del primer charro sindical mexicano, lo que sí se puede afirmar es que el gabinete gubernamental de esa época vio con entusiasmo las tretas del Chuchín al observar su deslealtad a dos dirigentes sindicales por haberlos acusado de desfalco y de inmediato él fue destituido, no conforme se hizo acompañar de policías para asaltar el sindicato, de ahí en adelante fueron aprehendidos varios dirigentes nacionales, pero se debió a la astucia y desfachatez de este intrépido y maligno Chucho.
            Ahora los charros abundan, los hay en todos los sindicatos, organizaciones pequeñas, en los hospitales, en las escuelas de amplia matrícula, en los ayuntamientos… Resultaría grande la lista de todos aquellos serviles y arrastrados que por unos cuantos pesos o por adquirir un puesto, éstos con artimañas hacen caer a sus representados. Son gente sin escrúpulos, y para muestra tenemos el botón (Doña Elba) que ha mantenido arrodillado a México por veinte años consecutivos; ella junto con los gobiernos corruptos se han encargado de firmar contratos según educativos que han quedado sin seguimiento, simple y llanamente son estos convenios para disfrazar las corruptelas de los dueños del poder.
            Así se dan los charros mexicanos en Pemex, en la PGR, en la SEP, y parece que aquí está el nido de ratas más grande de México. En la SEP está el nido de alimañas ponzoñosas, porque no es casualidad que esta dependencia no sepa cuántos mentores sean aviadores, aquí mismo se les firman sus permisos para que nada más se presenten a cobrar, aunque deben rendir cuentas, su trabajo es convencer, convencer, convencer a quien se les para enfrente. El convencimiento: mejora de salarios, prestaciones, vivienda, carrera magisterial y ahora lo moderno, enlace.
            De proyectos, convenios y acuerdos; muchos ya estamos hasta la madre. Siempre nos han pitorreado, ¿por qué no les funcionó la carrera magisterial? Sencillo, son programas charriles, efímeros para influyentes y uno que otro arrastrado que tuvo que aportar parte de su salario para ascender a otro nivel.

Bibliografía